LA ACTIVIDAD FÍSICA PARA LA ADOLESCENTES TIENE GRANDES BENEFICIOS
- Zona Política
- 30 oct
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Con el creciente avance de las nuevas tecnologías y el auge en las redes sociales, cada vez es más difícil que los jóvenes realicen actividades físicas. La adolescencia es una etapa determinante para la formación de hábitos que acompañarán a los futuros adultos el resto de su vida, por lo que es de suma importancia que implementen rutinas sanas desde temprana edad.
Una reciente investigación publicada en The Conversation por diversos especialistas muestra que aquellos jóvenes con rutinas sedentarias experimentan menores niveles de bienestar físico, emocional y social. En contraste, los que mantienen una actividad física regular reportan un estado general más saludable.
En este estudio, se analizaron a más de 10 mil adolescentes españoles con edades de 11 a 19 años, donde no sólo se analizo los beneficios del ejercicio, sino también los riesgos de la ansiedad en el deporte competitivo.
Los autores del artículo explican que la vida inactiva no solo implica menos movimiento: también se asocia con menor energía, peor estado de ánimo y más dificultades para relacionarse o sentirse bien consigo mismos.
De acuerdo con los investigadores, practicar deporte favorece un sueño más reparador, sin importar la disciplina. No obstante, se observó que quienes participan en competencias tienden a dormir mejor, especialmente a medida que aumenta su nivel competitivo.
En el caso de las chicas, aunque el efecto es positivo, el beneficio en la calidad del sueño resulta ligeramente menor, lo que podría estar relacionado con factores biológicos, sociales o emocionales.
En cuanto a la ansiedad, el estudio encontró una clara diferencia entre géneros: las adolescentes presentan niveles más altos que los varones, independientemente de si realizan actividad física. Sin embargo, la práctica constante y, sobre todo, el deporte competitivo, se asocia con una reducción significativa de los síntomas ansiosos.
Los mejores resultados se registran entre quienes compiten a nivel nacional o internacional, lo que sugiere que el ejercicio regular no solo fortalece el cuerpo, sino que también contribuye al equilibrio mental y emocional de los jóvenes.
Los jóvenes inactivos registran los valores más bajos de bienestar, mientras que los deportistas presentan una percepción más positiva de su salud, seguridad y relaciones sociales. A mayor nivel competitivo, los adolescentes se sienten más seguros de sí mismos, sufren menos acoso y muestran una mejor aceptación dentro de su entorno.
Sin embargo, este compromiso también tiene un costo: la exigencia de los entrenamientos reduce el tiempo disponible para la vida personal, afectando la autonomía y el apoyo entre amigos. En general, las chicas presentan resultados menos favorables que los chicos, sobre todo en la adolescencia tardía.
En cuanto a los trastornos alimentarios, los adolescentes inactivos presentan un mayor riesgo, mientras que los jóvenes que practican deporte competitivo suelen estar más protegidos. No obstante, entre las chicas que compiten a niveles altos o internacionales, el panorama es más complejo.
En algunos casos, la presión por el rendimiento o los estándares físicos exigentes de ciertas disciplinas pueden aumentar el riesgo de desarrollar conductas alimentarias problemáticas. Los expertos advierten que las deportistas de élite constituyen un grupo particularmente vulnerable, lo que subraya la necesidad de acompañamiento psicológico y entornos deportivos más seguros e inclusivos.
Hacer deporte va más allá de la competición: es una herramienta clave para mejorar la salud psicosocial de los adolescentes. La práctica regular aporta beneficios para los adolescente en general, aunque se ha observado que las mujeres suelen tener experiencias menos favorables.
El verdadero desafío está en encontrar un equilibrio que permita aprovechar los beneficios del deporte sin sacrificar la vida personal. Combinar entrenamiento, ocio y tiempo libre asegura que los adolescentes disfruten de sus actividades físicas mientras cuidan su bienestar general, fomentando así un estilo de vida saludable y sostenible a largo plazo.




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